Zequi dice:

No se vayan sin dejar sus comentarios o los atormentaré...

jueves, 12 de mayo de 2016

EL PÁJARO HERIDO








Jamás dejaban de sonreír cuando estaban juntos. Se despeñaban por la barranca del patio en plenas carcajadas. Luego venían los almuerzos de sábado. Solo los dos. Y la vida ya era plena. Un día jugando a las escondidas. Terminaron corriendo en círculos alrededor del gomero del fondo. Y cuando acabó él en los brazos de ella, como ella siempre se encargaba, casi inconscientemente, que sucediera, ella le dijo:


-­ ¿Vamos a tallar este árbol? -­ ¿Para qué, mamá? -­ Para que cuando seas grande e importante vengas acá y te acuerdes de estos días...


"Rodrigo y mamucha Antonia" mostró el árbol unos momentos después. Pero, tras esos años de adolescencia, el árbol siguió creciendo, y aquellas palabras quedaron demasiado arriba para recordarlas. Mariano le consiguió ese trabajo que él no sabia explicarle bien a su madre. Tal vez por eso escondía la Glock. Seria difícil fundamentar su uso por parte de un empresario que trabaja detrás de un escritorio. Ya se había ido hace mucho la primavera de este jardín. Y no regresaba con su risa infantil a alegrar a su madre. El ahora tenia un trabajo importante. Uno mucho mas trascendente que el de escuchar los desvaríos de una anciana, por mas encantadores que fueran. En uno de esos días invernales se sintió fría por dentro y supuso que aquellas palabras en la vieja corteza le abrigarían un rato el alma. Por eso salió en medio del angustioso frío tratando de encontrar el camino con los ojos entrecerrados por el viento, hasta que se halló al amparo del tronco y, finalmente, pudo abrirlos. Mas que sentir abrigo, se golpeó contra su propia soledad. Se le hizo aun mas evidente la tristeza y el vacío de su existencia porque lo único que llenaba el aire era el ulular del viento y ese lejano piar. Por cierto el grito de ese ave no era tan lejano. Cuando cayó en la cuenta, bajó la mirada y lo encontró. Tenia un ala herida y se veía asustado. Pero, sobre todo, la miraba a ella, le pedía ayuda. Lo alzó del suelo sin dejar de mirarlo a los ojos pedigüeños. La cama de Rodrigo estaba vacía hacia meses así que lo posó con cuidado sobre ella. Rodrigo estaba lejos en las puertas del próximo deudor en la lista. Este es diferente a los demás. Después de haber venido a pedir el préstamo con cara de gatito mojado, se volvió desafiante e impertinente. No pagó las ultimas 6 cuotas. Y era hora de una buena reprimenda. Si no lograba obtener el pago completo esta vez, no podría pagar las innumerables hipotecas con las que construyó su capital de prestamista. Perdería la casa de su madre. Mas que preocuparle la vieja, le molestaba perder su garantía. Así que entró hecho una furia. Lo pateó en los testículos tan pronto su deudor le extendió la mano. Y luego de pisotearlo un poco se agachó.


-­ Escucha, infeliz. Tenés 12 horas para devolver todo lo que me debes. No solo lo de este mes, no solo los 6 meses que te atrasaste. TODO. De lo contrario no vas a volver a caminar, Oíste?


El hombre tirado y sangrando asintió. Rodrigo no sabia lo lejos que estaba de intimidar a aquel moribundo. Cáncer terminal. El tumor que se come su cerebro estaba a días de clavar sus garras en el punto justo. Luego de eso no solo dejaría de caminar. Rodrigo se fue a continuar con sus negocios. Pero en la casa el tiempo no pasaba hacia semanas. El pájaro seguía con su ala herida postrado sobre la cama y demandando atención. Y lo único que señalaba el paso del tiempo en lugar de su recuperación era su tamaño. Solo engordaba. Se tornaba atrevido en sus exigencias. Una tarde comenzó a quitarle la comida de la boca. Ella comprendió que ya no podía comer delante suyo. Rodrigo pasaba las 12 horas con furia y ansiedad. Le falta solo masticar los cigarrillos. Está en la puerta del moribundo. Ni bien lo ve busca su arma para intimidarlo. Pero no la encuentra porque esta en la mano de aquel desahuciado. Se escuchan sirenas justo en la entrada. Y luego el disparo. Muere justo en el borde del foso de su taller de autos solo para que la caída le quite el arma de la mano. Pensó en todo. Y Rodrigo ya esta en huida. No solo ya no tendrá el dinero. Ahora lo acusaran del único crimen de su vida que no cometió. ¿Dónde ir? ¿Dónde sentirse seguro? De repente el sentimiento le gana a la razón y sus pies lo llevan hasta la casa. Las luces están apagadas como si la vieja no estuviera. Pero está. Viene de su habitación, en medio de la oscuridad. Y detrás de ella una sombra emplumada se tambalea. Enorme como un oso la sigue adonde va. El miedo se apodera de él y le apunta con el arma que sacó del foso del mecánico. -­ Mamá. ¿Que es eso? -­ Es mi nuevo bebé. Solo a la tenue luz que logra entrar desde el atardecer exterior Rodrigo logra ver a su madre convertida en casi un esqueleto. Con el abdomen hinchado y los ojos sumidos en sus cuencas.


-­¿Qué? ¿Es hora de comer bebé?


El pájaro no habla pero ella lo oye. Abre su boca para que el meta su interminable pico hasta el estómago de ella. Y se alimenta. Ahora el se siente impotente. Le dispara al bicho pero su madre no lo deja acertar.


-­ No, no!!. Es mi bebé. Si, Rodrigo está celoso. Pero no te preocupes. El se fue. Vos sos mi bebe ahora. Si, ya se, el me dejó sola.





Todo el día se había sentido impotente. Y ahora que ya no podía mas, salió afuera y buscó el mismo refugio que su madre. Tuvo que esforzarse para encontrar las palabras ahora tan altas en ese tronco. Las encontró y las susurró de camino de vuelta a la casa. "Rodrigo y mamucha Antonia" La encontró recostada en la cama que el usaba de niño con el pájaro ocupando casi todo el lugar. La abrazó y ella lo abrazó de vuelta. Las sirenas ya estaban cerca mientras las plumas se dispersaban y dejaban ver a una joven mujer. Las plumas se pegaron a su madre y comenzó a retorcerse pequeña como un gorrión con el ala rota. Cuando la policía se lo llevaba gritaba que esa era su madre pero lo único que los agentes veían era a una joven acostada al lado de un pájaro herido.

domingo, 31 de enero de 2016

EL ACOSADOR








Debajo de la alfombra no tengo un buen ángulo. Necesito una posición mas practica. Pero odiaría asustarla. Entonces me quedo aquí hasta que termine de ducharse.
No esta preocupada. Pero si supiera lo que está a punto de pasar ni siquiera consideraría salir. Siento algo de pena por ella. Pasar por esto...
El negro es fácil de combinar. Negro con marrón y ya sé que nunca le enseñaron a vestirse. Pero su cuerpo lo hace pasar desapercibido.
De todos lo edificios tenias que vivir en el que tiene el techo del ascensor mas incómodo. Su forma es caprichosa y me cuesta acomodarme entre sus vigas.
Por fin esta caminando, ellos están cerca y casi puedo saborear lo que pasará a continuación. Cree que puede pasar rápido para que no noten sus piernas descubiertas y su escote atrevido. Pero ahí viene el primer zarpazo pasando a milímetros de su cadera. Logra esquivarlo apurando aun mas el paso. Y no voltea, sigue intentando sacar la mayor velocidad posible de esos empinados tacos. Sin embargo ya la rodean.
Cada frase es mas sucia que la anterior y sus asquerosas manos llegan todavía mas cerca. Pero ella es tan fuerte. Patea al que tiene directo enfrente en la entrepierna con precisión devastadora. Y sale corriendo. Deja atrás esos tacos enormes y escapa. Parece que voy a tener que esperar mas por mi recompensa.

El policía que le toma declaración se le ríe.

¡Pero mirá como estás vestida mocosa! ¡A vos te tendrían que denunciar!

Una buena noche de sueño casi la hace olvidar el mal trago. Se levanta con el optimismo que le veo desde hace quince días. Pero eso se acaba. Una ventana estalla, herida por una piedra de canto. Envuelta en esa nota asquerosa, esa nota que la degrada, entiendo que esa piedra no solo rompió la ventana. Destruyó su seguridad. Estoy sonriendo. Finalmente esta cerca. Porque se desploma en un mar trémulo de llanto. Y ahora me siento un poco culpable. Mas que un poco. Pero sin duda mi recompensa es mas importante para mi. Necesito eso para vivir y ella me lo proporciona.
Días se suceden. Suceden en esta misma sala porque tiene miedo de salir. Y yo ya me estoy aburriendo. Voy a tener que hacer algo... Pero hoy llegó mi salvación. Suena el teléfono, y la voz del otro lado es la de aquella noche. Con su vulgar tono y sus palabrotas depravadas a flor de lengua
.

Carlitos, el de la comisaria, es mi amigo, ahora no te salva nadie..

Le promete cosas que le erizan la piel. Y además le jura que va a terminar disfrutando lo que sea que su enferma cabeza fabrica. Ella corta en un rapto de histeria descontrolada. Y en medio de una cascada de lágrimas se lanza a la cama gritando. Ahora siento que mi recompensa se acerca cada vez mas. Y se hace mas jugosa, suculenta.
Lanzaron piedras con palabras sucias. Nada de insinuaciones, solo asquerosas declaraciones. Una tras otra. Cuando ya no hay ventanas para romper suben descaradamente hasta su puerta para seguir con su "cortejo" retorcido. Esto esta tomando demasiado tiempo...
Pero, sin que yo me hubiera imaginado, mientras ella esta acurrucada en el cuarto, la puerta, desgastada por los embates empieza a ceder. Del estruendo del ultimo empujón queda cerrada solo por la cadena, que está endeble y se va a cortar. Por eso ella sale gritando hacia la ventana. Se arroja hasta el balcón vecino y luego hasta la calle. Logra sacar una cuadra de ventaja antes que los salvajes puedan bajar para perseguirla. La sigo a ella a través de los balcones que encuentro, pero pronto tengo que usar las paredes porque es bastante rápida. Empiezo a felicitarme por mi decisión, la misma que me costó mantener cuando veía su fuerza. Aquí, en la segunda esquina ella lo encuentra. No lo reconoce al principio. Sin embargo, cuando el sonríe, recuerda la comisaria, la indefensión, la vergüenza. Y casi como un reflejo lo golpea en la cara.

¡Te dije que no te vistas así, piba!...

Ruge mientras la arroja al suelo.
La tiene atrapada. Y entonces llegan los demás. La rodean. Y la toman de los brazos y piernas.
Tragan el anzuelo cuando la tiran al suelo e intentan desnudarla... ahora les susurro desde el techo. Pero aun así no pueden ignorar mi voz. Están paralizados. Bajo del techo con mi característica ingravidez. Despacio para ver como sus ojos se desorbitan al verme. Soy un tipo normal de traje. No es mi cabello dorado lo que les infunde terror. Tampoco mi modesta estatura. Es la oscuridad en mis ojos, el odio en mi aura, el olor a depredador. Y ellos son mi presa.

¿No querrán gritar, verdad? No se preocupen, no los asesinare muy rápido. ¡Ah! No creo que eso sea problema para unos hombresotes como ustedes.,¿O si? Carlos, quiero ver como llora la idiota de tu madre cuando vea tus pedazos en una mesa... jeje. Siempre le tuviste miedo al dolor, Santino. Bueno, esto te va a doler. Javier, hace cuanto que no te humillan un poco? Desde que tu padre murió? Un poco de amor familiar para vos y para Mauricio, tu pequeño y pervertido hermano.

Sinceramente hubiera esperado que al menos uno se revelara. Que al menos un pequeño ratón acorralado atacara al gato. Pero todos son igual de cobardes. Sus rodillas no tienen la fuerza para mantenerse firmes delante mío. Se sacuden tanto que tengo miedo que se quiebren solas y yo no tenga oportunidad de destrozarlas.
Comienzan a correr. No puedo creer que esto sea tan fácil. Han dejado a su víctima tirada en el suelo. Ella no está asustada. Se acomoda el pijama y me mira a los ojos. No sé por que me detengo a mirarla. No me importa realmente su bienestar. O si?
Seguiré mi camino. Es tarde y necesito al menos un bocado.
Ellos no lo saben, pero aquella primera noche fueron marcados. Un pentáculo rojo ha sido grabado en su interior, y puedo verlo adonde quiera que estén.
Por eso me tomo el tiempo de flotar lentamente sobre los edificios para alcanzar al primero.
Intenta trepar una reja para dejarme atrás. No hay dudas que es el mas estúpido de los cinco. ¿No se dio cuenta de que puedo volar? Creo que lo ayudaré. Bajo a la velocidad del sonido y lo golpeo debajo para empujarlo sobre el alambrado. Me excedí. Olvidé que los humanos son frágiles, sus piernas se desprendieron. Voy a tener que exhalar fuego para quemar sus muñones y que no se desangre. Seria un desperdicio si no está lo suficientemente consciente para sentir terror.
Al parecer mi error tuvo un resultado inesperado. Ahora está mas asustado. Sabe que va a morir. El dolor tuvo bastante que ver, supongo. Lo recordare para la próxima vez. Está tan lleno de miedo que se me hace agua la boca. Por fin...
Cuando los dejas secos, carentes de fuerza vital allí en el suelo todos tienen la misma cara. Quedan en ese grito eterno de desesperación y dolor. Con sus mandíbulas tan estiradas que apenas creerías que es posible. Este, Santino, podría tragarse un cordero.
Aquel niño oyó los gritos. Ha salido a su ventana. Evitaré volar. Me iré caminando para no llamar su atención.
Una vez que comienza el juego mi hambre ya empieza a saciarse. Elegí a Carlos como el próximo. Me paro en el borde de su punto ciego vez tras vez durante horas, sobre todo en aquellos lugares oscuros de la casa. Me trasluzco en su espejo justo en lugar de su cara. Y sonrío, siempre sonrío. Pensé que iba a gritar como una niña pero en cambio se puso verde. No sabia que los humanos podían cambiar de color. Su afeitadora hacia un sonido de tintineo plástico mientras temblaba. Lo logré. Agoté sus nervios, lo llevé al limite del terror y ahora es mio. Es mi alimento. Y ya es tiempo.
El proceso fue todo un éxito, por eso cada vez que piensa que va a encontrarme cuando se de vuelta, cada vez que paso como una sombra fantasmal por el rabillo de su ojo me emociono. Puedo oler como su miedo se prepara para mi. Me cuesta cada vez mas contenerme hasta que está a punto la presa.
Afsâna me está llamando. Espera solo un poco hasta que termine de preparar mi comida. Solo un poco mas... ¿Por qué tengo que ir ahora? Me quedaré solo unos segundos mas. El miedo terminará de explotar cuando me muestre frente suyo. Eso es, soy yo. Muéstrame tu terror. Ahora...
Todavía tengo un festín por delante.
Carlos me dio suficiente como para un par de años. Pero mi madre me enseñó a no desperdiciar la comida. Los tiempos de abundancia ayudan a prepararse para la escasez.

"Vos fuiste..." Escuché. Detrás mio su voz es firme. Aunque ciertamente las voces se me hacen muy diferentes cuando no vuelo sobre ellas. Me recuerdan a los tiempos en los que me arrastraba en mi mundo, tratando de darle aunque sea un mordisco a cualquier carne que atravesara el sello.

Que ganabas con hacer que me violaran?
Nadie te violó ¿Sabes? Hay una línea delgada entre un episodio que te fortalezca, que te transforme y uno que te destruya sin remedio
No, es cierto, no me violaron, pero...
Es lo que mi ama siempre dice... yo te lo digo a ti...


Mi ama me llamará la atención. No se habla con la carnada, aun si ha terminado su trabajo.
Me voy de aquí. Desaparezco hundiéndome en el suelo. Ya no hago esto seguido pero prefiero no volar ahora.
Mauricio se pone mas nervioso por cada segundo que no puede verme. A pesar de que no he estado cazándolo me ha estado sintiendo en la nuca todo el tiempo. Mi trabajo estuvo bien hecho. Por eso estoy sonriendo. Me ve ascender del pavimento frente a sus ojos. Y su mirada se desgarra de terror. Se me hace agua la boca y ya no puedo contenerme. Lo consumo violentamente. Le saco su fuerza vital con tanta fruición que su cara casi se incendia. Pequeñas brasas incluso se desprenden de su cara. La comida perfecta.

¿Vas a hacer lo mismo con todos.?
¿Como hace para seguirme? Yo vuelo, amebo entre las sombras. Y ella en ese pijama se las arregló para estar aquí.
Me usaste de carnada entonces.
Parece molesta.

La dejo atrás con sus quejas. Voy tan rápido que me cuesta detenerme. Del impacto resultante, en el borde del cráter, yace mi presa. Agitado, tan asustado que no pudo ni siquiera quedar inconsciente. Por fin estoy frente a mi ultima presa. Amago un ataque solo para asustarlo y comienza a orinarse... esto ya es casi demasiada diversión. Me le río en la cara y sus sollozos son tan fuertes que apenas puede respirar. No se valla a ahogar antes de que pueda asesinarlo. Lo golpeo en el estomago y puedo ver el impacto escapar por su espalda y romper casi todos sus órganos. Y ahora lo consumo antes de que muera. Me llevo su fuerza vital. Hasta la ultima gota de cada célula. Tiene los ojos bien abiertos Javier mientras le saco la vida. Lo hago lento esta vez. Y mientras me satisfago escucho que me dice:

¿Quien es tu ama? ¿No merezco saber quien te mandó a provocar que me torturen?

No contesto. Realmente no entiendo eso de "merecer". ¿Significa que ella cree tener derecho a que yo le explique? No, debo haber entendido mal...
Esta vez me escondo en la oscuridad del suelo. No podrá seguirme si me muevo a través de las sombras en los estratos inferiores. No podrá verme. Aunque, si eso fuera cierto tal vez no estaría escuchando sus pasos detrás mio. Aumentaré la velocidad.


Ya es hora de que responda el llamado de mi ama. Estoy tan satisfecho que me cuesta dejar de sonreír.
Me arrodillo ante la mujer que sobrevivió en mi mundo sin convertirse en un espectro. Aquella que me trajo a través del sello y me transformó de una criatura casi sin forma, sin conciencia, un esquelético y gris esperpento reptante, a la personificación de la elegancia y la belleza que soy hoy.
Pero de repente se dirige a alguien más.

Afsâna, mucho gusto. ¿Quién eres tu y que haces en mis aposentos con esas fachas? ahora se dirige a mi ¿No sera esta la última carnada, verdad?
Me doy vuelta. Es ella. En su pijama rosa de verano.
Por qué usan a la gente de esa manera?
Por el bien mayor, querida. Si algo aprendí del inmundo de mi esposo es que seres como esos no pertenecen a este mundo. Deben estar en el mundo del que viene él 
 me señala o muertos. Servir de alimento a las fieras es demasiado honor para basuras tan insignificantes. Y además, por si fuera poco, fortalecemos el carácter de niñas como tú.

¿Para que sea como vos?
¿Te parece mal?
¿Que es él?
¡Ah! ¿El esclavo? ¡Si lo hubieras visto hace unos meses! Era un monstruo gris con cuernos y garras. Lo traje con la idea de tener algo de protección en la casa pero cuando empezó a alimentarse en este mundo, empezó a cambiar. Para mejor, desde mi punto de vista. Y cuando vi lo que podía hacer cuando esta bien alimentado... bien... se me ocurrió.

¿Pero como controlas algo así?
El tiene mi sello hecho de mi propia sangre. Solo vive para mi.
¿Querés saber por que no quiero se como vos? Estas llena de odio. De eso se alimenta él, ¿no? De odio y miedo.

Ella no es igual a las demás carnadas. Se acerca a mi con su labio golpeado, sangrando y pone su boca en la mía. Que ritual tan extraño. Tragué su sangre y siento mi sello cambiando. Ahora me doy cuenta. Mi ama, Afsâna, sí esta llena de odio. De repente se ve tan apetecible que no puedo resistirme. Ella se da cuenta de mi cambio de actitud recién cuando estoy sobre ella. Todo ese odio se sazona con un profundo miedo. Me trago todo sin pensar y ella queda en el suelo con sus ojos abiertos. No muere. Tantas visitas a mi mundo la cambiaron, supongo. Y mientras mira el vacío sella el suelo y se transporta a mi mundo.

¿Me llevas a casa?

Y ahora me elevo con ella, con mi nueva ama, en brazos. Vuelve a poner su boca en la mía aunque su herida ya no sangra. Aún así siento que me alimenta. Un alimento diferente.














Vistas de página en total